
14 Mar ¡A la caza del cisne negro!
«También podemos crear Cisnes Negros con la ciencia, dando esperanzas a los demás de que no se producirá el Cisne Negro; y así es cómo la ciencia convierte a los ciudadanos normales en imbéciles», Nassim Nicholas Taleb.
Mr. Daniel Kahneman, en su obra; ‘Pensar rápido, pensar despacio’ nos deleitaba con la afirmación de que el ser humano suele cometer errores de juicio basados en la experiencia y en el embrujo del sesgo racional, es decir, ese sesgo que suele perturbarnos al creer que todo es previsible y razonable, cuando la parte intuitiva del cerebro, digamos que la más instintiva, es la que muchas veces nos otorga las herramientas para desatascar bloqueos emocionales que sufren las personas más enteramente racionales. Tal vez por ello siempre he mantenido que gran parte de la suma del éxito se basa en la mezcla entre talento y carácter, más que en ser una wikipedia andante. ¿Les cuento algo curioso?
Cada año, en los principales magazines especializados de Bolsa o en los informes de previsiones anuales de los bancos de inversión más influyentes del mundo, se incluye un apartado de black swans (cisnes negros) esperados para el año entrante, algo que, por cierto, haciendo uso del pragmatismo y sentido común del maravilloso equipo de Research de Blackbird Bank; ¡nos parece absurdo! Un cisne negro es un suceso aleatorio estadísticamente improbable, por ende ¿qué sentido tiene tratar de predecirlo? Releamos a Kahneman…
Y, ¿por qué les explico esto? Bien. En 2020, era altamente improbable que el capitalismo llevado a su máxima exponencia frenara en seco su producción por culpa de un virus, el confinamiento global que ha sometido al mundo quedará en los anales de la historia para todas y cada una de nuestras próximas generaciones. De la misma manera que era impensable que el futuro del crudo cotizara en negativo debido a los problemas de almacenamiento provocados por el desplome de la demanda del mismo, el cual llevo tatuado recientemente en mi mano derecha, por cierto. Y siguiendo los mismos pasos, era impensable que una invasión militar y declaración de guerra entre Rusia y Ucrania se hiciera realidad perturbando los precios de la energía a tal nivel. Sin embargo, por más que a veces nos cueste de aceptar, el statu quo que tanto amamos, es meramente la cotidianeidad del tiempo en calma señores.
Para mi, para un trader, es innegociable tener en consideración la fragilidad de dicho statu quo. Así como comprender la importancia que los “cisnes negros” tienen en nuestro comportamiento y por ende, en la volatilidad de las Bolsas. No nos preocupa tanto el hecho de tratar de predecir los posibles black swans, pero sí tener siempre preparado un plan de contingencia por si lo imprevisto se hace realidad. Prepárate para lo peor, y espera lo imposible. Bajo esta convicción personal preparo a mi equipo cada día, y a ello le hemos denominado “plan B” y nos brindó el amparo en plena pandemia de 2020 para refugiar el 30% de nuestros activos en liquidez en medio de uno de los crashes bursátiles más fatídicos de toda nuestra generación. De la misma manera, en 2022 hemos podido proteger un 60% de los activos de nuestros clientes, fondos y carteras en liquidez, precisamente por comprender que la necesidad de estar siempre invertido en el mercado se focaliza meramente por la codicia, o bien por los conflictos de interés que las gestoras de fondos más grandes del mundo tienen en que sus clientes sigan siempre invertidos en sus productos, ¿verdad?
¿Acaso algún fondo podría vivir sin su comisión de gestión? En este sentido, si bien los cisnes negros son impredecibles, los podemos convertir en previsibles simplemente bajo un planteamiento operativo que contemple contingencias improbables, mediante una cuidadosa gestión de la liquidez que en nuestro caso llevamos a cabo a través de la rotación sectorial. Así lo hemos hecho vendiendo compañías mineras, petroleras y tecnológicas en las últimas semanas y comprando energía renovable, especialmente solar, y defensa militar, manteniendo un colchón muy notable de liquidez que iremos reduciendo a medida que podamos proteger las nuevas inversiones de la volatilidad. Otra manera de operar de manera previsible estos cisnes negros, es mediante la compra de opciones puts muy out the money, lo que nos permite flexibilizar la volatilidad en el caso que presenciemos caídas superiores al 35%, algo que sucede una vez cada dos ó tres años.
Actualmente Mr. Market sigue batiéndose en volatilidad con ciertas dudas razonables acerca de la duración de esta lamentable guerra, del riesgo de estanflación, de si la Renta Variable sea el único activo que nos protegerá de la inflación, o de si pesará más el tapering que las inyecciones fiscales que se nos vienen encima… ¡Obvio me parece! que con tanto ruido mediático sea imposible que las bolsas suban. Pero si algo hemos aprendido en el mercado es a apartarnos de su estruendo y a comprender que siempre existirá alguna excusa para causarnos miedo a perder nuestro dinero, sin excepción. Como decía Nassim Taleb; la ciencia tambien es capaz de crear estos cisnes negros dándonos esperanzas de que a través de la razón podremos evitarlos; convirtiendo así a los ciudadanos normales en auténticos imbéciles.
Algo que en los mercados es igualmente plausible, puesto que a veces solemos refugiarnos al amparo de un mercado alcista con el simple argumento de la propia tendencia, y queda más que claro que la arrogancia que impera en estos mercados actuales, forjada por una tendencia ampliamente manipulada por las políticas monetarias, no es más que una enorme espada de Damocles que si bien no podría predecir el “cisne negro” que ha significado ser la guerra de Ucrania, era del todo previsible. No tanto por el hecho en cuestión, sino por la sensación de que como sucedió durante la pandemia, cualquier detonante es válido para sanear el mercado más manipulado de toda la historia del capitalismo, y del que todo trader debe imperiosamente protegerse mediante un meticuloso plan que le permita corregir el sesgo predictivo sobre la ventaja de la previsibilidad. Porque, ¡absolutamente todo puede suceder! Y sino que se lo pregunten a mi generación…
Gisela Turazzini, owner, founder and CEO of Blackbird Bank.
Sorry, the comment form is closed at this time.